El simulacro de lo público (o bien open the congress)

Cada tanto me gustaría tomar sol en los pastos del Congreso, en algunas ocasiones quisiera atravesar y acortar el camino por sus jardines, que posiblemente escasos ciudadanos han podido, no digamos disfrutar, sino mezquinamente conocer… por ahí también me fantaseo una que otra fiestoca ciudadana o por último, una pichanga entre infaltables amigos del chute, pero resulta que este Congreso Naciomal… es autista, mira hacia sí mismo, jamás hacia fuera, acoge a unos pocos que dicen estar al servicio de todos, sin embargo, allí lo público no es más que un jardín con enormes e inexplicables rejas.

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Y a nadie parece importarle. Es así y ya está. No cuestionamos este simulacro de que allí cabemos todos, pero nadie puede pasar. Suena raro decir que el Congreso debiera estar abierto o no tener rejas, parece un delirio adolescente y anarquista ante un lugar sacralizado y hermético. Nos hemos habituado a transitar por fuera o a mirar por la tele uno que otro capítulo de esta miniserie con poco rating.

Sin duda no esperamos que esos pulidos jardines, casi los únicos del centro de Valparaíso, se conviertan en woodstock (para los más oldies) o en earthdance (para los contemporáneos-postmodernos-underground), pero no es justo que los tatas que juegan ajedrez en la Plaza O´Higgins y que son casi como los pueblos originarios del lugar, tengan que dar la vuelta completa a la cuadra arrastrando sus pies o encaramados a su bastón y no puedan sencillamente cruzar por los patios de una institución que se dice pública.

Parece un gesto simple y para algunos puede sonar hasta bobo, pero, quien sabe, abrir un espacio como ese puede llegar a multiplicarse, a la manera de un caleidoscopio urbano, en las más inusitadas reacciones ciudadanas, capaces, por qué no, de dignificar en algo el tránsito pauperizado del habitante porteño.

2 Comentarios a “El simulacro de lo público (o bien open the congress)”

  1. Lotta Dice:

    Me robaste mi texto! Que bien! Cada vez que paso por el congreo pienso lo mismo que tu. Y cuando por urgencia tengo que mudar a mi hija al lado en el pasto seco del parque O’Higgins recuerdo el pasto tan verdecito, humedo y bien cuidado al lado, que nadie nunca parece pisar.
    La rabia más grande no es que cierran el espacio si no que a la Muni y otras autoridades no les importa cuidar los espacio públicos de la gente común y corriente. Además del congreso hay una plaza donde riegan todos los días, adivina cuál: La plaza Mena debajo de la casa de Pablo Neruda. Porque allí pasan turistas.
    Lastimamente imagen y fachadas parecen ser los criteritos más fuerte.

  2. E. Dice:

    Llegue a esta pagina por lo casual del link…

    Opino muy similar, pero creo que esta en el porteño tambien ser un cuerpo ciudadano, agitador y capaz de hacer valer su espacio publico( es decir el que se gana con la voz de muchos )

    La pregunta es si es que este ciudadano porteño actual, esta dispuesto a construir esa postura de ser tambien parte del espacio democratico y no ser un ser que depende del diesmo estatal,como esperando que algo llegue…..

    Saludos,desde santiago
    lei tus otros articulos.. muy buenos…Great Future.

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