Cámara Chile S.A
Mucha gente acumulada. Hormigas entrampadas en redes de automatización derivadas a conexiones hacia cajeros automáticos. Policía federal, estatal, caníbal, eso si, muchos policías por todos los rincones de la urbe capital. Policías en las esquinas, policías debajo de la alfombra, en los techos vigilando las multitudes cuales gatos hambrientos esperando el pescado podrido. Policías y semáforos para controlar a las multitudes. Zorrillos, guanacos con parlantes emitiendo los últimos discursos de Hitler antes de suicidarse. Las guardia imperial al micrófono, circule peatón circule, vendedores ambulantes fuera de las calles, de vuelta a la periferia.
Control, control, tener todo bajo control es la premisa de los apóstoles borrachos de la ultra derecha fascista. Cámaras en las alturas, el gran hermano a la vuelta de la esquina, cámaras con lentes de ultima generación para vigilar las parejas que se besan, los pingüinos haciendo la cimarra, los marihuaneros del parque forestal, con el fin de sapear, sapear, deporte nacional. Si estos pánfilos llenaron Valparaíso de cámaras, en las botillerías, en los miradores, el gran hermano quiere que le demos el control del rebaño.
Pero volvamos a la capital, políticos se pelean cada mural de poblaciones callampas para colocar sus palabras de buena crianza ocultando el trasfondo, su real intención de que todo siga igual, de darle mas poder a los ricos del país, mantener a los pobres conectados a la tv, a los diarios mierda de la prensa nacional, que decir de tvn, televisión vaginal de chile, gran fraude nacional. Y que paso con las cámaras, siguen ahí, como cuervos colgados del alambre, siguen ahí como pacos metalizados atrofiados en su silencio sepulcral. Dadme una metralleta para derribarlas todas, convertirme por una noche en francotirador y darle a cada una de ellas de baja directo en el ojo electrónico que se conecta con el cuartel que se conecta con la sala de juegos de un diputado de la republica que apoyo las leyes de control poblacional.
No es normal esa cámara ahí arriba de nuestras cabezas, vigilando cuando ando por el centro, cuando entro a alguna tienda de licor, cuando compro más papelillos para mi tabaco afgano. Cámaras, cámaras, cámaras, vigilan cada paso que damos por la ciudad, así es la modernidad; exclama un transeúnte, mucha delincuencia; dicen por ahí…sistemas de control importados del primer mundo, de los llamados países desarrollados, donde lo mas desarrollado que hay es el estado policiaco que domina el esqueleto político de cada pueblo.