Sapos, sapitos y sapotes

¿Cuánto vale un teléfono celular?, supongamos que 20 mil pesos por aparato, 20 mil pesos son 40 dólares aprox. El próximo presidente junto con el senador Alberto Espina proponen darle 50 mil teléfonos a 50 mil ciudadanos, multiplique 20 mil por 50 mil, resultado 1 mil millones de pesos chilenos, en dólares son 25 millones sólo en la compra de los aparatos.

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Pregúntese a cuánto podría elevarse el costo de mantención y funcionamiento de estos 50 mil teléfonos. Sume llamadas, mantención de equipos computacionales, telefonistas, personal de coordinación y derivación a las policías, equipos para las policías, software, hardware, jefes de los nuevos departamentos y, por supuesto, los reajustes anuales al plan que entrega la empresa de telecomunicaciones que ganaría la licitación.

Piense qué tipo de ciudadanos poseerán esos celulares, qué clase de formación han recibido para discernir si alguien es sospechoso o no. Qué pasa si su vecino que encuentra repugnante, siente lo mismo por usted y él es informante, y peor aún, eso usted no lo sabe porque la medida contempla la reserva del nombre de estos colaboradores.

“Para que denuncien voluntariamente y en reserva casos sospechosos de tráficos de drogas u otro delitos” reza la leyenda de la nueva propuesta gubernamental sobre seguridad. Pero ¿qué es la sospecha? La sospecha son suposiciones, nunca certeza. ¿Qué es “ u otros delitos”? Puede ser cualquier cosa, menos algo definido, por lo tanto tiene alcance universal.

Estas aseveraciones que sustentan el plan anti delincuencia, basado en la reserva del colaborador o denunciante, lejos de promover la solidaridad, provoca que los sistemas de informantes vayan generando una desintegración moral.

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Acúseme de exagerado y paranoico pero en cualquier época la idea es aterradora y nefasta. ¿Por qué un país en “paz social ” como Chile, copia un diseño de un país como Colombia, que está hace más de 70 años está en guerra y que su actual tasa de homicidios (está en su nivel más bajo) en comparación con Chile es 6 veces mayor?

¿Cuántas vidas arruinaron los informantes de la Alemania de la Stasi?, ¿cuántas desapariciones se han debido a informantes equivocados o simplemente mal intencionados en la Argentina de Videla?, la historia no olvida la confección de listas negras que el gobierno Colombiano diseñó en los años cuarenta a instancias de Estados Unidos cometiendo arbitrariedades que cobraron más de un inocente.

¿Quién será el gran ético que baje de los cielos y dirá que la señora Juanita está capacitada para utilizar ese celular de informante? Es más, ese dios ético podría bajar para nombrarme informante y hacerme poseedor del sagrado teléfono de la compañía ganadora de la licitación y de pasada dotarme de la ética para acusar a otro de algo que puede ser verdad o no.

Dele unos giros más al perno antes de que se corte el hilo y asuma como ciudadano que el Estado moderno, en su seno, asume como suyo el uso legítimo de la fuerza y las policías son su expresión concreta. En este caso, por qué a ellos no se les dota de esos 50 mil celulares en vez de organizar de manera permanente a civiles en actividades militares o de seguridad, que van en contra de las libertades y del desarrollo democrático. Tenga claro que los informantes pueden difamar a cualquier persona, llegar fácilmente a la calumnia motivada por broncas personales. La idea de la creación de grupos de informantes, instala en la sociedad civil las obligaciones que sólo el Estado tiene, obligaciones por las cuales los ciudadanos chilenos pagamos todos los días y que dan la razón de existir de este.

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