Cinco poemas de Constantino Kavafis

Cinco poemas de Constantino Kavafis, nacido en Alejandría, Egipto, en Abril de 1863 y fallecido en el mismo mes, del año 1933. La traducción es de Alberto Manzano.

En las tabernas

Me revuelco en las tabernas y los prostíbulos de Beirut.

No quise quedarme

en Alejandría. Tamides me dejó,

se fue con el hijo del prefecto para hacerse

con una villa en el Nilo, una mansión en la ciudad.

No hubiera sido decente que me quedará en Alejandría.

Me revuelco en las tabernas y los prostíbulos de Beirut.

Vivo una vida abominable, devoto del libertinaje barato.

Lo único que me salva,

como perdurable belleza, como perfume

que se adhiere a mi piel, es esto: Tamides,

el más exquisito de los jóvenes, fue mío durante dos años,

completamente mío, yo no por una casa o una villa en el Nilo.

Su principio

Su ilícito placer ha sido satisfecho.

Se levantan y visten rápidamente, sin decir palabra.

Salen de la casa separados, furtivamente;

y mientras se alejan calle abajo algo inquietos,

sienten como si algo de ellos traicionara

la cama en que han estado acostados.

Pero, qué ventaja para la vida del artista:

mañana, pasado mañana, o un año de estos, dará voz

a las poderosas líneas que aquí tienen su principio.

Entendimiento

Mis más jóvenes días, mi vida sensual…

con qué claridad veo ahora su significado.

Qué inútil, vano pesar…

Pero entonces no veía el significado.

En la desatada vida de mis prontos años

los impulsos de mi poesía tomaron forma,

los límites de mi arte fueron urdidos.

De ahí que el pesar fuera tan voluble.

Y las decisiones de refrenarme, cambiar,

como mucho duraban dos semanas.

En la travesía

Las cosas que tímidamente se imaginó de escolar

ahora se le han revelado abiertamente. Y callejea,

trasnocha, es arrastrado. Y como debe ser (para nuestro arte)

su sangre –fresca y caliente-

se ofrece al placer. Su cuerpo es derrotado

por el erótico éxtasis prohibido; y sus jóvenes miembros

se entregan a él completamente.

Así un simple muchacho

se convierte en algo digno de nuestros ojos, y por un momento

también él atraviesa el exaltado Mundo de la Poesía,

aquel joven sensual de sangre fresca y caliente.

La tumba del gramático Lisias

En la biblioteca de Beirut, según se entra a la derecha,

enterramos al sabio Lisias, el gramático.

El lugar fue maravillosamente elegido.

Le pusimos cerca de cosas suyas

que, quizá, recuerde incluso allí:

notas, textos, comentarios, variantes,

voluminosos estudios de idiomas griegos.

También, de esta manera, al ir a los libros,

veremos, honraremos su tumba.

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