Desatino y obviedades

CRÓNICA ABYECTA

…Y tú no serás tú sino te pierdes

Armando Uribe Arce

El muy cabeza (el encabezado), justifica sin pudor, ya que Dios está de su lado, que las viviendas de emergencia (que no tienen ventanas, ni puertas), pueden ser utilizadas, habitadas, superpobladas y filtradas con denuedo; con franciscano agradecimiento. En esto al descabezado le falta tino y oídos, y cómo no, si no tiene cabeza. Lo mismo corre para su propuesta de justicia barrial, especie de organización destinada a delatar a quienes, de alguna u otra forma, se verán victimizados por sus propios vecinos. Para cantar el Ave María, para especular y no cumplir sus promesas de campaña tiene culo, pero no cabeza. Yo que soy corredor de bolsa, que crecí pujando, sé lo difícil que es rematar al mejor postor una línea aérea y un canal de televisión, porque el mejor postor si no es enemigo, es contrincante. Un puterío de caserón, caballeros, diría el finado Palestro. Una joda de revoltijo, la miseria advenediza del tsunami; del saqueo a gran escala; de la escala que va a dar a un vertedero clandestino. Y el destino de Chile, dirá el descabezado, el muy cabeza (las más culo de Chile), está en nuestras manos que, con vaselina negra, mejor nos sobajean. Y huelen a carajo, a billete traficado y a proletariado.

piñera lavin

Delega eso sí la más culo (no seamos injustos, ateos y maracos), cuando duerme plácidamente y sueña con teteras y bacinicas que recorren los lugares devastados; cuando empuja a sus ministros a la cimiente de su desmedido ego, al tótem de su fálica ambición, a todo lo que él ha llamado cambio. ¿Leerá la más culo? ¿Y qué leerá, el encabezado? ¿A la Isabel Allende, o al Ribereño Hernán Letelier? Al descabezado le faltan dedos para el piano, literalmente. ¿Y por qué yo me pregunto esto? De ocioso, compañeros. Libros de managment, de memorias de crueles empresarios filántropos debería leer la más culo. Irse al carajo, despertar un buen día siendo otro, como Gregorio Samsa.

No le culpen por no ser más, en todo caso. Nunca estará a la altura, ni dará el talle, ni brindará un buen espectáculo. Nació en el resentimiento, en el Chile patronal. Aunque su historia metamorfoseada nos diga que ‘un padre que es funcionario público sólo puede proporcionarle a sus hijos una buena educación, una casita de medio pelo en el barrio alto y una red de contactos privilegiados’. La banca pide una tregua, un lapsus definitivo porque me estoy atragantando con estos fluidos esperanzadores.

Me cago en el bicentenario del descabezado, en el entusiasmo ciudadano, en la patudez majadera del coro de enanos: en el encabezado. En la iglesia corruptora de menores, corruptora de ideales, corruptora de su propia inspiración divina. En este país subdesarrollado que sigue mirando por encima del hombro a sus etnias, a Latinoamérica en su conjunto y a todo lo que huela a diferencia. Me cago en la puta, diría el ínclito Mario Palestro de esta breve alocución, floja, carente de ritmo, tendiente a diversificar las propuestas para acabar con el legado de la dictadura (de la que la desaparecida concertación, cónyuge infiel, ha sido cómplice). No quedará más que el aliento a bebidas de fantasía y caramelos importados: sólo un cardo, neutro como su ancestro, que atesoraremos para no mordernos la lengua, para no burlar, con dobles intenciones, nuestras propias expectativas; para, en definitiva, salvaguardar la fiebre.

Por Carlos Peirano

Deje un comentario

Debes estar conectado para enviar un comentario.