Ojo con los cereales: no son recomendables para niños

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Son lo más parecido a una bomba letal de azúcar, sal y grasa. Estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios de Chile alerta por resultados de análisis a los productos “más consumidos”.

El asunto se resume de la siguiente manera: los cereales que se venden en todos los supermercados del país no son recomendables para niños y adolescentes, por sus altos contenidos en azúcar, sal y grasas. Consumidos diariamente, como sucede actualmente, causarán enormes daños a la salud de nuestros hijos en el futuro (adultez), dañando órganos como los riñones y corazón, aumentando la hipertensión, elevando a más del 50% el riesgo de un infarto, y precipitando la diabetes.

La alarma se encendió tras conocerse las conclusiones del estudio encargado por la Organización de Consumidores y Usuarios de Chile (Odecu) a las marcas de cereales para el desayuno Pillows Chocolate (Cola Cao), Balls & Rolls y Yogu & Flakes (Costa), ChocoKrispis (Kellogg’s), Astritos, BoliChips Chocolate (Natur), Chocapic Duo y Trix (Nestlé), y a las barras de cereales Cereal Mix (Arcor), Gran Cereal (Costa) y Quaker.

El resultado: impresionantes contenidos de azúcar, sal y grasas. ¿Producto saludable? ¿El mejor y más sano desayuno? ¿Cómo los fabricantes pueden publicitar así su mercadería, sabiendo que es mentira? Secreto de empresa. Pero a diario muchas propagandas televisivas indican con seguridad que estos cereales, mezclados con leche, son el mejor desayuno para los niños y adolescentes. ¿Estafa?

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Por mientras, veamos lo que dice el estudio. Para llegar a la clasificación de “no saludable”, el estudio de la Odecu aplicó un sistema inglés de “semáforos”, mediante un análisis químico desarrollados por el Laboratorio Bioquality S.A. Según señaló a la agencia UPI la coordinadora del estudio, Lorena Zapata, entre todos los productos, el Cola Cao Chocolate es el que contiene más índice de grasa: 14.71 gramos por 100 gramos.

“En contenido de azúcar todos los productos están muy mal, y el primero en esa ubicación también es Cola Cao, que tiene un 41,72 gramos. Esto equivale a que en una taza de Cola Cao, la mitad sea azúcar. La mayoría de los niños come esto todos los días e incluso lo comen junto con yogurt que también tiene azúcar, sodio y otros nutrientes”, indicó la coordinadora, quien advirtió graves consecuencias si no se enfrenta el problema: “Estamos frente a un problema de nutrición enorme, porque la la gente piensa que estos cereales son lo sano. O sea, en vez de darle una fruta al niño, le dan esto”, dijo Zapata.

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¿Qué se puede hacer? Una medida radical e inmediata es que ninguno de estos productos sea consumido por niños, iniciativa que debería partir desde la propia familia y proyectarse hacia otros estamentos de la sociedad, como los colegios, donde no falta la barrita de cereal en el kiosco de la tía. El sistema educacional debería dar el ejemplo y partir prohibiendo desde ya las cajitas y sus galletitas.

En ese sentido, es lamentable constatar que de nada sirven ni servirán las campañas escolares para reducir la obesidad (como aumentar las horas de gimnasia en los colegios), o las políticas en los consultorios para prevenir la diabetes, si las familias siguen consumiendo estos cereales y no se enteran de lo nocivos que son para la salud de todos.

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Lorena Zapata prosigue su relato: “Considerando el exceso de sodio (sal), grasas y azúcar en sus contenidos, es imposible que estos cereales se vendan como saludables. Un producto no puede ser saludable cuando una caja de 450 gramos tiene casi un cuarto de kilo de azúcar”.

La Odecu recordó además que en 2005, 2007 y 2008, en coordinación con Consumers Internacional, se hicieron investigaciones similares en donde ya se habían detectado problemas en los índices de azúcar, grasa y sal. El representante de la organización dijo en esa ocasión que la industria fabricante de estos cereales “debería tener una fiscalización más rigurosa respecto al contenido de éstos, y no sólo respecto al reglamento de que cumplan con el etiquetado”.

Pero al parecer, el engaño es una parte angular de la “nueva política”, y por eso, se miente diciendo que nuestros cereales son saludables cuando en realidad no lo son, se miente y se invade un país porque tiene armas de destrucción masiva que en realidad no tiene, se miente diciendo que no se privatizó el mar chileno cuando resulta que sí se entregó a las quebradas empresas salmoneras para ser entregado en “prenda” a la banca extranjera con quienes la empresa del salmón mantiene deudas multimillonarias, y así un largo etc, etc, etc.

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¿Ciudadanos o consumidores?
A lo mejor llegó la hora de hacer un gran sinónimo entre ambas palabras y empezar a enmendar el rumbo de nuestro grasoso “way of life” criollo, partiendo por terminar la hipocresía de que somos inocentes consumidores engañados por una publicidad demasiado convincente. Hoy todos podemos informarnos y hacer algo.

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