Violeta inmortal
CULTURA CHILENA
Ya lo decía Violeta. “Cuando vi de los mineros dentro de su habitación, me dije mejor habita en su concha el caracol”. Ya lo decía, “Arauco tiene una pena que no la puedo callar, son injusticias de siglos que todos ven aplicar”. Así cantaba enrabiada hace décadas y hoy cada décima de la tejedora sigue tristemente palpitante en el ambiente. Paralizado un pueblo enfermo, medio sordo, medio ciego, levita mudo, se duerme en la tibieza de un sol opaco que mantiene vivo el dolor de la cantora. ¿Cuánto más podría haber imaginado si la pena-herida no la hubiese mal tratado? ¿Cuántas letras de canciones con más cuerpo que un pasquín del día podría haber regalado?
Violeta hizo canción lo más duro de la realidad obrera, de la cotidianeidad del sujeto común, desenmarañó la tela de araña del espíritu popular para tejer la malla inmensa de relatos anónimos. Ya quisiera cualquier músico ser así de hábil y escribir canciones que trasciendan en el tiempo, y que adquieran sentido para nuevas y antiguas generaciones, sin embargo, no quisieran arrastrar las malas-viejas injusticias y torpezas del actuar del ser humano en sus letras.
Hay algo único en la música de la Violeta, un desparpajo admirable y un modo violentamente bello de retratar lo trascendental del espíritu “nacional”; una agudeza lingüística penetrante, aguja, punzante, que ni al más pétreo oyente deja indiferente. Es quizá el caleidoscopio de su ojo de pitonisa, que sin miedo y con color, fue (y es) capaz de sacudir ideas de las cabezas anestesiadas en momentos en que el artificio y las inauguraciones, solapan “lo que no fue”, “lo que aún espera”, “lo que nunca debió pasar”.
Violeta anda penando, sigue suspendida en el aire recordando que desde hace rato las cosas por aquí no andan bien. Como una itinerante clase de historia, las frases de sus temas pasan bulliciosas entre niños y adultos refrescando la memoria y dando lecciones de dignidad e invectiva.
Sólo por recordarla, sólo por invitarle un rato a compartir “las mejores columnas de opinión del bicentenario”, propongo sumergirse un instante en una breve selección de fragmentos de las décimas de Violeta Parra, que hoy día, igual que ayer, retratan sin ficción los sucesos de la patria enferma:
“Entonces corre la sangre,
no sabe el indio qué hacer,
le van a quitar su tierra,
la tiene que defender,
el indio se cae muerto,
y el afuerino de pie.
Levántate, Manquilef”
(Arauco tiene una pena)
“La carta dice el motivo
de haber prendido a Roberto
haber apoyado el paro
que ya se había resuelto.
Si acaso esto es un motivo
presa voy también, sargento, sí.”
(La carta)
“Linda se ve la patria señor turista,
pero no le han mostrado las callampitas.
Mientras gastan millones en un momento,
de hambre se muere gente que es un portento.
Mucho dinero en parques municipales
y la miseria es grande en los hospitales.
Al medio de Alameda de las Delicias,
Chile limita al centro de la injusticia”.
(Al centro de la injusticia)
“Cuando vi de los mineros
dentro de su habitación
me dije: mejor habita
en su concha el caracol,
o a la sombra de las leyes
el refinado ladrón,
y arriba quemando el sol”.
(Y arriba quemando el sol)
“Preguntadónicos partidirísticos
disimuládicos y muy malúdicos
son peligrósicos más que los vérsicos,
más que las huélguicas y los desfílicos.
Bajito cuérdica firman papélicos,
lavan sus mánicos como Piláticos”.
(Mazúrquica Modérnica)
Por Lorena Alvarez
Octubre 5th, 2010 at 10:41 pm
Exelente !!!!!!!! Cuánta sabiduría la una modesta y humilde mujer, que sólo dejó hablar a su corazón y “entendimiento”. Lindo homenaje a la ” Viola” ….
Gracias
Octubre 10th, 2010 at 2:12 pm
“Linda se ve la patria señor turista,
pero no le han mostrado las callampitas…”
que bien expresado
así sucede con valparaíso o viña, quieren mostrar el lado fotogénico y poco decidor de los lugares…la pura postal quieren vender
Violeta es trascendente, el paso de los años no oxida sus letras, al contrario,le dan más brillo y peso, algo que solo logran las obras que abren un mundo nuevo