De noche los pájaros duermen
CRÓNICAS NOCTURNAS
Lo pude sentir a través de los dos ojos que se conectaban con otra noche más fuera de la ciudad. Si en la urbe se pierden los sonidos ajenos a causa de máquinas desenfrenadas, voces espías y bares somnolientos, cerca del límite del interior podemos volver a sacar las piedras para rescatar el antiguo tesoro del dormir del pájaro. Mañana, mediodía y tarde, suenan los cantos de las aves de Chile, místicas en todo su esplendor, mágicas como ángeles menudos de ojos brillosos, ágiles como flecha nativa del vegetal lisérgico.
Canto de aves que se dispersa entre los ríos, las pozas y los manjares del árbol en noche de San Juan. Melodías subterráneas que afloran a ras de suelo y metros del cielo para desenterrar los valores que hemos ido olvidando en este silencioso deambular como entes marchitos, almas enfundadas en frágiles huesos transparentes, lánguidos de besos y abrazos, tenues al momento del contacto visual con los semejantes, ¿seres poéticos ? dirían los ilusos.
En la noche los pájaros duermen, y aquel silencio se traduce hacia el tercer ojo que habita en cada uno de nosotros, pero que no todos sabe cómo opera, incluso algunos lo desconocen, incluso algunos se lo sacan ya que entienden que con sólo dos ojos es suficiente derrumbe dentro de la diaria estructura mundial.
En la noche los pájaros duermen, y tú te preguntas, te cuestionas en dónde, ya que jamás los has escuchado en su dormir silencioso. Y para finiquitar tus dudas, te indico que aún existe patria dentro del árbol, ciudadano. Para saber cuando duermen las aves, deberás transformar tus miedos en certezas, tus dudas en rarezas, conectarte directo con la lengua que fluye salivosa desde la tierra, fuera de las urbes, cabalgar los hipocampos de hielo hacia el mar del olvido, anidar sobre las higueras de las ramas blancas y astutas, componerte de nuevo, desde año cero, como una gran sinfonía humana en donde tu voz sea la orquesta final, en donde tu también te vuelvas pájaro y duermas de noche.
Por Felipe Ugalde
