La flor de loto, o el ego y la conciencia

CRÓNICAS DE VIAJE

“Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo” (Marco Tulio Cicerón). Lo más hermoso de la China de postal: sus milenarios jardines. En ellos, sitios cargados de historia y de una belleza inmemorial, se yergue emblemáticamente la flor de loto; crece del lodo que queda oculto bajo una pila de grandes, tupidos y casi azulados matorrales.

web4Para los nativos encarna la idea de la pureza y de que una persona puede alzarse virtuosa y digna pese a surgir de una sociedad viciada. Flor y fango: dos elementos simbólicos que implican una dualidad apropiada para contar la historia al modo de la oficialidad, tan inclinada a las dicotomías (bueno/malo; lindo/feo; joven/viejo; hombre/mujer). Sin embargo, las hojas, esas apretadas capas que cubren lo oscuro, ¿qué papel juegan en la representación? Impiden que al barro llegue luz, resguardándolo; dificultan el surgimiento de algo bello y límpido, que debe luchar por brotar de entre la maraña. Contribuyen a no poder ver lo que hay más allá: una metáfora de nuestra propia mediocridad.

La naturaleza en sí misma y la humana parecen ser algo tristemente diferente. Hemos comprendido la simetría de la supervivencia en la primera; acción que no se condice en el caso de la segunda. Varias tendencias y conductas evidencian lo ruin que se puede llegar a ser. El fin justifica los medios mediante una mal entendida competitividad. Y usualmente adquieren el poder aquellos que no lo ameritan, que no necesariamente son los mejores, ni los buenos. De hecho, suele ser al revés (ciertos animales que caminan en dos patas son los verdaderamente peligrosos), pero los conceptos están tan trastocados que hoy es negativa la pugna por un ideal o por una causa justa; por un fin que implique un sacrificio o un carácter altruista, tachándose de necio al que emprende esta contienda quijotesca; quien termina, como el Manchego, apaleado: vilipendiado, castigado, repudiado. Solo. Parece no quedar más que entregarse, volviéndose igual de deplorable y banal que el resto. La inquietud: ¿Se puede ser al menos algo feliz así? Porque es medio imposible lograrlo del modo inverso, sobre todo por eso de que somos entes sociales. Resulta entonces improbable poder sobrevivir a la fragosidad. Quizá cuántos pimpollos se quedan atascados bajo ella, agónicos, hasta pudrirse.

web1Me queda la duda – y el soberano temor - acerca de si remorderá la conciencia el transarse, el apostolar aquello de que se puede ser rebelde sólo hasta los treinta, mientras no tengas una hipoteca e/o hijos que mantener. Después, nada más que hacerse el absoluto imbécil, y traicionar-se. ¿Pero hasta qué punto es un error hacerlo, si parece no haber otra forma de (sobre)vivir? ¿Qué sentido tiene una lucha en gran medida absurda? Avizoro una sola puerta de acceso a la sabiduría necesaria para obrar sobre esto y la vida en general. Junto con aquello que le indica el Rey al Principito como acto de trascendencia (ser capaz de juzgarse a uno mismo), el poder diferenciar dentro de uno dos voces – y proceder en virtud de ello -: la de la conciencia y la del ego.

De lograrse, hay conocimiento al decidir si merece la pena o no la batalla por emanar, y ya todo está saldado (albedrío). Tal vez ello evidencie a ciertos dementes que insisten en la necesidad masoquista de la trifulca, de desenredarse y aflorar, asumiendo el costo que conlleva. Ojalá accedan a la idea de la felicidad; quizá han aprendido sobre su pérdida irremediable y por ende a esperar nada, y por ello son libres…

Aquellos, los menos, los que logran salir al aire, como verdaderos bastiones que emergen de un sumidero, contribuyen al usualmente poco comprensible equilibrio de la existencia. Al fin y al cabo, sin el fango no hay producto, y la magnificencia de la flor de loto radica en cómo contrastan sus virtudes: el brillo de su color, su postura apacible y su delicada tersura, con la opacidad aterciopelada de las verdes y espesas hojas sobre las que se alza (“Las sombras son tan importantes como la luz.”).

Por Campanita

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