Anne Hansen: “Mi sueño es que todos los niños de Chile tengan un libro”
ENTREVISTA
El 11 de marzo debiese, en parte, concretarse el sueño de esta mujer que hace diez años comenzó la titánica tarea de introducir, en los cerros de Valparaíso, la lectura en hogares de niños con escasos recursos.
Desde el Centro Chileno Nórdico de Literatura Infantil, junto a un grupo de abnegados colaboradores, ha ido generando redes que aportan a la difusión de una literatura muchas veces olvidada por nosotros: la escrita para niños. Aquí nos cuenta la génesis de este proyecto que consiste, a grandes rasgos, en la instalación de una biblioteca popular en el consultorio de Puertas Negras.
Carlos: Quiero que me cuentes cómo se gestó esto de los container que son, en realidad, una biblioteca infantil…
Anne: Es la biblioteca nueva que va a estar en Puertas Negras. Tiene unas raíces muy… cómo decirlo, del pasado. Teníamos una biblioteca en la población Lautaro, durante cinco años, en una casa modesta, en un ambiente de niños de poca plata y menos libros. Y toda la idea de tener biblioteca, originalmente, era que tiene que ser para niños pobres. Aquí, en Libro Alegre, hemos llegado a tener una biblioteca que principalmente es para la clase media y está bien, pero falta la otra parte. Entonces como destruyeron, no sabemos quienes, la biblioteca chica que tuvimos allá en Lautaro, se me ocurrió un día que estuve allá arriba en el consultorio de Puertas Negras, que ahí había una posibilidad. Hay muchísima gente, muchas de las niñas a quienes conocíamos de nueve o diez años, ahora tienen quince o dieciséis y algunas tienen guaguas, entonces nos conocen y, pensaba yo, ¿es posible que se ponga una biblioteca dentro del recinto, donde se encuentra el consultorio, que es terreno de la municipalidad?
Carlos: La idea apareció de inmediato…
Anne: Claro, y como los clubes de rotarios en Dinamarca habían apoyado mucho de lo que tenemos aquí, seguían sugiriendo que podíamos hacer algo. Entonces ahí fue que les pregunté qué les parece poner un contenedor-biblioteca en ese recinto que está dentro de una reja con vigilancia día y noche… para que no lo rompan o le pase otra cosa. Esto entusiasmó a estos clubes del norte de Dinamarca. Y ellos han gastado aproximadamente, hasta este momento, 50 millones de pesos para armar tres contenedores que van a formar una H, de veinte pies cada uno, totalmente amoblados con estantes, un pequeño baño, una cocinilla, luz, aislamiento, calefacción y refrigeración. Uno de estos contenedores ya está en alta mar, viene con una tonelada de libros juntados por la población danesa para niños de ocho meses a tres años. Y lápices, rompecabezas y miles de cosas. Otro está vacío y el otro tiene estantes, cosas sueltas que se pueden comprar por internet, estos estantes que se llaman Ivar que son de Suecia y se arman y son muy fáciles de poner.
Carlos: ¿Estas donaciones son de particulares?
Anne: Sí, el Estado de Dinamarca no apoya a Chile. Chile no es un país pobre, es un país que tiene otras dificultades. Por eso han sido… por ejemplo, navieras como Lauritzen han pagado el flete, los clubes rotarios han pagado lo que está adentro. La colección de libros, son libros usados. Los han juntado muchos de los voluntarios de nuestra organización en Dinamarca y ellos han llevado un saco a tal parte y después lo han juntado en cajas de esas de mudanzas, grandes, que son como ochenta. Todas con libros. También hay otras cosas que nos dan, por ejemplo hay una señora que se dedica a tejer suéteres y creo que en este momento, con los que ya tenemos y con los que vienen, ha tejido cerca de cincuenta suéteres para el invierno, para los niños más necesitados. Y eso creo que es más o menos la cosa. En Chile, la municipalidad paga la preparación del terreno…, a ver, no, parece que son los Rotarios de Chile. La Corporación Municipal de Valparaíso Chile paga el consumo de electricidad y agua y una persona para atender la biblioteca junto con nosotros. Nosotros aquí llevamos nuestros libros y nuestras cosas. Es como un triángulo.
Carlos: Me gustaría preguntarte, ¿cómo ves que acá en nuestra región, en el país en general, no existan este tipo de iniciativas, ni por parte de privados ni por parte del servicio público y que en el fondo tengas que venir tú, desde el otro lado del mundo, a llevar acabo una función que debiese estar a cargo del Estado?
Anne: Sí, mira…, no sé. Más vale el diablo por viejo que por diablo, o al revés, algo así (risas). Bueno yo viví aquí cuando mis niños eran chicos y sabía que no había libros infantiles hechos en Chile. Y nuestro sueño, desde el inicio, que no ha sido realizado aún, es que los chilenos escribieran sus libros con ilustraciones de niños chilenos y no con rubios y todo esto…, pero está a punto, porque hay alguien que quiere hacer una editorial, y quieren hacer un concurso, y quieren inspirar a chilenos a escribir libros, pero en Chile es muy difícil, porque la red de seguridad no existe aquí. Si tú publicas un libro en Dinamarca o en Suecia o Noruega es obligación de todas las bibliotecas públicas tener un ejemplar de ese libro. Hay una revista que siempre promueve libros y se escribe sobre eso y hay una forma fácil de saber de la existencia de nuevos libros. Eso es difícil en Chile, no es así. Entonces mucha gente no tiene fuerza para escribir y publicar. Cuando yo vivía aquí, mientras trabajaba, y mis hijos eran chicos, pensé que cuando me pusiera vieja iba a darle curso a eso y empezó de muy pequeño. Empezó en Dinamarca en las ferias de libro usados, por trescientos, cuatrocientos pesos, yo compraba libros en buen estado, pero, cosas así, libros sin texto, con fotografía o ilustraciones, y sabía que a mis hijos les hubiera gustado eso. Entonces mi sueño era que en el libro no estuviera un niño danés sino un niño chileno para que los libros nacieran en la cultura donde se leen, pero esa esperanza existe aún. Y yo creo que se va a lograr… entonces cuando dejé de trabajar y me jubilé pensé: “¡ahora es el momento!”, a ver si podemos hacerlo. Juntamos, cien, doscientos, trescientos kilos de libros y en esa época, hace diez años, la iglesia danesa nos trasladó los libros y aquí hay varias personas que hablan muchos idiomas y empezamos a traducir los libros y les poníamos los textos encima, seguramente no es legal, pero con muchísimos autores, con quienes tenemos contacto, les hemos enviado las traducciones y entonces nos han agradecido y nos han enviado más ejemplares del mismo libro…, así que, así está la cosa.
Carlos: Una última pregunta, Anne, ¿cuándo se va a concretar este proyecto que estás realizando junto a los colaboradores de la biblioteca y demás?
Anne: El 11 de marzo va a llegar el barco salvo que haya tempestad en el mar. Luego estará sacándose de la aduana y habrá que subirlos y se ponen… y bueno, ahí nosotros tenemos un trabajo porque hay que vaciar los contenedores, sacar todos los libros mientras se haga el trabajo de abrir las ventanas que están arregladas por dentro, pero no por afuera porque el contenedor no puede viajar así. Así que está todo muy bien hecho por un grupo de arquitectos entusiastas del norte de Dinamarca y muchas voluntarias profesoras de español que nos comunicamos con ellas y juntan libros. Hay mucha voluntad de ayudar y pensamos que los niños de séptimo a octavo básico puedan ayudarnos a limpiar y a agrupar los libros en paquetes, no sé, de cuarenta libros para poder entregarlos a los jardines infantiles de la quinta región. Porque mi sueño ha sido que cada niño en Chile tenga un libro, pero ahora, por lo menos, cada niño de la quinta región va a poder tener su libro. Es muy importante que los niñitos de un año tengan libros en su casa, puedan leerlos, ojearlos, qué sé yo…, eso es.
Por Carlos Peirano
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