Sucia campaña contra líder estudiantil
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Las manifestaciones estudiantiles y su resonancia en las redes sociales han traído de vuelta un preocupante odio presente en un sector de la sociedad, especialmente simpatizantes y funcionarios del actual gobierno. Digo esto después de leer los groseros comentarios contra Camila Vallejos en sitios como La Tercera y El Mercurio, pero sobre todo tras conocer la declaración de la Asociación Nacional de Funcionarios de la Cultura, denunciando el llamado público (por twitter) que hizo una jefa de servicio del Gobierno de Piñera, incitando a “matar” a la vocera de la Confech.
La responsable del desquicio es nada menos que de la Jefa del Consejo de Libro del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Tatiana Acuña Selles, quien twitteó a propósito de la protesta estudiantil, que “se mata a la perra y se acaba la leva”, en alusión a Camila Vallejos, quien días antes había sufrido la divulgación de sus datos personales (dirección y teléfono) en el mismo Twitter.
La Presidenta Nacional de Anfucultura, Marianela Riquelme, se reunió con la dirigente para expresarle la solidaridad de la asociación de funcionarios del CNCA a raíz del hostigamiento del que ha sido víctima en las redes sociales por su rol en la movilización estudiantil.
Riquelme informó que Anfucultura “ha solicitado medidas drásticas contra esta persona, que ha sido traída al CNCA por el Ministro Cruz Coke, como parte de su personal de confianza. Sus actitudes son repudiadas por la inmensa mayoría de las y los funcionarios del servicio”.
Esta bochornosa situación se da sólo días después que los dirigentes de Anfucultura fuera golpeado por Carabineros tras acudir a una reunión con el Ministro Cruz-Coke, el cual no lo los quiso recibir y pidió una orden de desalojo contra ellos, una medida incomprensible, pues la reunión estaba pactada.
“Anfucultura rechaza estas expresiones que son el reflejo de la actitud autoritaria y violenta que ha impuesto Luciano Cruz Coke en el CNCA y que sus allegados replican estableciendo en el servicio un clima de terror y amedrentamiento”, señaló Marianela Riquelme, en la imagen junto a Camila Vallejos.
El polémico twitteo ha generado varias reacciones en la red, siendo una de las más notables la publicada en el diario La Nación por Ximena Valdés, Directora de CEDEM, que en su columna señala el origen de la frase citada por Tatiana Acuña contra Camila Vallejos:
“Cuando las mujeres se quedaban sin hombre en el campo chileno y, sobre todo, en las grandes haciendas, se decía “Se mata la perra y se acaba la leva”. Normalmente los patrones casaban a las viudas y a las niñas solteras para que no se alterara el orden sexual de los campos y así, bajo el matrimonio a menudo impuesto, a cada hombre su correspondiente esposa. A las mujeres sin el control sexual del esposo se las veía como peligrosas a más que desviaban a los hombres de sus obligaciones laborales. Tal como los períodos de celo de los caninos, se pensaba que liquidando a la hembra los perros acallarían sus instintos sexuales y ya no se verían esas grandes levas de perros machos aullando tras las perras en celo. Aunque hay que decirlo, ciertas licencias a estos principios tan castos como cristianos les eran permitidas a los mismos patrones menos castos que sus discursos de disciplinamiento sexual para con la servidumbre de sus campos. El “derecho a pernada” correspondía si se quiere, a las licencias sexuales de los patrones para “probar” a las niñas del inquilinaje bajo un orden autoritario donde la moral proclamada se desperfilaba traduciéndose en violaciones de las jóvenes, muchas veces bajo la cabeza ‘gacha’ de sus propios padres. La necesidad tiene cara de hereje”.
La columna concluye:
“Que una funcionaria de este régimen extraiga de la vieja doble moral hacendal, este principio autoritario propio de las lógicas de dominación del viejo Chile tradicional para referirse a Camila Vallejos, constituye una pieza maestra vergonzante de la agazapada cultura autoritaria que hoy emerge con fuerza bajo las derechas en el poder. Los dichos de la tal “dama”, secretaria ejecutiva del Consejo del Libro, reclaman explicaciones”.
Por L. Ríos