Fuera de catálogo
CULTURA
“Encontrar una forma que contenga la confusión es, en la actualidad, la tarea del artista”. Samuel Beckett. La faceta de Peirano como productor de objetos visuales siempre ha estado implicada en su trabajo con la escritura y en particular con la poesía. La selección de collages, fotografías encontradas, ensamblajes y cajas que conforman esta muestra son parte de su trabajo del último año, en el que destaca la escritura de “La unidad del fragmento”, título que podría extenderse al de estas obras que comparten el hecho de ser elaboraciones a partir de trozos, pedazos de cosas extraídas de mercado de trastos y elementos disímiles de una intimidad vaciada por el extravío y el desmembramiento.
Desde una perspectiva general la producción objetual de esta muestra dice de aprender a interpretar los objetos como signos, poniendo sobre el tapete cierta pobreza y carencia en el articular relaciones simbólicas con las cosas, como dispositivos descifrables que nos retraten desde una interioridad, contracara personal frente a una producción masiva de objetos propia de nuestra época (empeñada en producir y vendernos identidad), que ha transformado las cosas y nuestra relación con ellas en comparación a una época en que estas se presentaran infinitamente más familiares, contrario a la dudosa necesidad de poseer y desechar cosas que reconocemos en un nuevo tipo de sujeto: el hombre mismo convertido en cosa, y no solo eso sino hecho pedazos, en un estado de des-integración análogo al de la propia ciudad que habita de manera fragmentaria y dispersa.
Cuando los objetos ya no funcionan, cuando han sido mutilados del universo en el cual tuvieron un lugar de sentido y pertenencia, parecieran redimirse y quedar tan huérfanos como libres de una condición reprimida, libres para eventualmente constituir nuevas asociaciones y significados inéditos. Desplazados de su uso original, los objetos encontrados azarosamente por el artista en sus deambulaciones por Valparaíso, ciudad cuantiosa y nutrida de objetos deshechos y mercados de cachivaches, prodigan la mesa de taller de una cosecha acumulativa de elementos disponibles para el despliegue del imaginario del autor.
Carlos Ceruti Lagos