Mediterraneidad, una situación desfavorable

OPINIÓN

Aunque suene contradictorio y falaz, hubo un tiempo en que los acuerdos eran impuestos por una de las dos partes, pero ese tiempo ya pasó, por lo que se hace necesario reconsiderar aquellas viejas obligaciones

Los océanos ocupan tres cuartas partes de la tierra, es decir un 71% de la superficie terrestre, siendo por esta y otras razones, fuentes de recursos, vías de comunicación imprescindibles y zonas estratégicas. Sin embargo, existen países que viven en la mediterraneidad, como es el caso de Bolivia, situación que le impide aprovechar las posibilidades que el territorio marítimo brinda.

Dichas posibilidades en la actualidad son una verdadera necesidad, y es que el transporte marítimo es indispensable para la exportación e importación de productos, cuestiones comerciales que en muchos casos conforman gran parte del presupuesto de los Estados. Por esto, para Bolivia, no estar dotado de acceso al mar es una desventaja en su integración a los mercados, además que afecta las posibilidades de crecimiento del país, ya que su economía se sustenta en la extracción de sus recursos naturales.

Luego de la Guerra del Pacífico, el Estado boliviano cedió de manera absoluta y perentoria los territorios ocupados por Chile, los cuales correspondían al antiguo ”departamento del Litoral”, actual Región de Antofagasta, lo que dejó a Bolivia separado del océano Pacífico. La cesión del territorio en cuestión se produjo mediante la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1904, el que se realizó para reivindicar la paz entre los  países. Dicho documento además incluía cláusulas que obligaban a Chile a construir un ferrocarril entre Arica y La Paz, otorgar derechos de libre tránsito hacia sus puertos, y el pago de una compensación a Bolivia de 300 mil libras esterlinas por la pérdida del territorio.

Para que Bolivia firmara el tratado transcurrieron diez años, tiempo en el cual Chile ocupó la zona en discusión y amedrentó a la población boliviana que residía en ella. A través de esta actitud violenta, el Estado chileno impuso el tratado, obligando a los representantes del país vecino a rubricar dicho documento bajo aquellas condiciones ilegítimas, donde solo se valió por su superioridad bélica.

El tratado no solo fue impuesto de manera ilegítima, sino que además incurre en una injusticia al impedir que Bolivia se proyecte al mar. Y hoy es más latente aquella iniquidad, ya que en un mundo conectado a través de los océanos, el Estado presidido por Evo Morales posee una condición desfavorable, que le impide la conexión plena con las demás naciones, reduciendo sus expectativas de desarrollo, debido a que le son más complejas las operaciones de intercambio comercial con las cuales se nutre su economía, y frena el acceso a la riqueza natural del Océano Pacífico.

Chile, por su parte, posee un extenso litoral, que en su mayoría ha entregado en concesión plena a grandes empresas transnacionales de la minería y la pesca, las que por dicha figura legal ostentan el derecho a explotar el territorio, marítimo o terrestre, hasta que se agote la totalidad de los recursos.

En muchas ocasiones los representantes chilenos, dígase cancilleres y otros altos mandos, se han comprometido a negociar una salida soberana al mar para Bolivia, y es por eso que, como bien mencionó  Evo Morales en abril de 2013, Chile tiene la obligación de negociar una salida al mar, por haberse comprometido públicamente a hacerlo.

Debido a esta obligación auto impuesta, por  medio de declaraciones de funcionarios competentes de diferentes gobiernos, es que Bolivia demanda a Chile frente a la Corte Internacional de Justicia en la Haya,  porque el Estado de Chile, encabezado hoy por la Presidenta Michelle Bachelet, no se ha manifestado de manera formal y efectiva con respecto al compromiso de negociación expresado en aquellas oportunidades. Entonces, corresponde a nuestro país actuar de buena fe y dirigir una negociación que permita a Bolivia salir de su condición desfavorable en el siglo de las conexiones.

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Por Yovanny Torres Malpu

Un comentario a “Mediterraneidad, una situación desfavorable”

  1. pilin pilin Dice:

    No se deice que Bolivia perdió la guerra, creo que los Estados de Bolivia y Chile no hablan de guerra por que eso no suena bien para nadie. Ni ganadores ni vencidos.

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