Nos fuimos de vacaciones

PISTACHO

El sol y su carretera de escape hacia la nada, o hacia todo; la vida como una larga franja accidentada y antigua, con un mensaje en cada paradero, con un lenguaje en cada ojo o una bandada de aves retornando al nido; el sonido de las vacaciones se parece a una ola insomne en la mitad de una playa desierta: nadie la escucha, no existe, se hace polvo de espuma marítima reseñada como una poza en la decrepitud rocosa del universo.

Ahora el sol y su enseñanza de fuego y palos quemados nos perfora los sentidos y nos prepara para lo que viene: una revista o un objeto, una herramienta, un arma; un poema sin sentido o el eterno escarbe del territorio muerto; Cavila es eso y algo como la simpleza del diario mural sobreviviendo en los extramuros de la sordera nacional. Un collage de voces entrecortadas y desaparecidas que alguna vez sintonizaron con la emisión clandestina del vandalismo emocionado, con gesto único e irrepetible.

Nos fuimos de vacaciones, esto es una semidespedida, un paisaje que se queda estático esperando la próxima micro hacia Horcón o Curanipe, con cardíaca celeridad en encontrar la fotografía que quedó pendiente del verano pasado, o esa última despedida que tuvimos bajo la vieja higuera de nuestra infancia, o recordar en ese viejo perro de San Antonio a nuestro amado mejor amigo que a lo lejos nos mueve la cola nube de la emocionalidad con tardío gesto.

Nos fuimos de vacaciones; la revista se queda, dando la cara, fragmentándose, esparciéndose cual esporas afiladas por la cursi habladuría de la canción oficial.

Dedicamos a ustedes nuestra más bella artillería liviana.

Equipo Cavila

Publicado el Sábado 31 Diciembre 2016 a las 11:29 am en la categoría Editorial, Portada.