¿Quién mató a mi hermano? Una película sobre Luciano Arruga

CINE

El documental comienza con la imagen de la Avenida General Paz, a la altura de la bajada de Emilio Castro. En ese punto, la avenida divide los barrios de Liniers y Mataderos, en Capital Federal, con Lomas del Mirador, en el partido de La Matanza. La cámara nos hace contemplar en un espacio estrecho (como si estuviéramos ahí, en ese paso de alta velocidad que no tiene cruces) el paso fugaz de los autos. La vista no logra focalizarse. Los vehículos parecen meteoritos sobre el cemento que cuando creímos ver, ya fueron reemplazados por otros.

Para quienes no conocen el lugar ni la historia de Luciano, esa imagen vertiginosa de autos a toda velocidad narra lo que fueron sus últimos momentos. Los policías lo llevaron a ese lugar, en la madrugada del primero de febrero de 2009, y lo obligaron a cruzar esa misma avenida, en ese tramo sin cruce alguno, contra su vida, contra su esperanza, contra los instintos de cualquier ser humano.

Pero todo eso se supo cinco años y ocho meses después, un 17 de octubre de 2014, cuando a partir de un cotejamiento de huellas se descubrió que Luciano había sido enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita.

Por eso, el documental que recupera registros de Familiares y Amigos de Luciano Arruga, lleva el título de una pregunta que obligadamente debió transformarse, desde “¿Dónde está mi hermano?” hasta el título actual. De algún modo, el film acompaña el recorrido que fueron haciendo Familiares y Amigos de Luciano Arruga, antes y después de ese momento bisagra en que Luciano dejó de ser un desaparecido en democracia pero se hicieron más contundentes la crueldad e impunidad policial.

luciano arruga - portada

La película nos acerca a Luciano, a las calles de su barrio en Lomas del Mirador, a su mamá Moni y a su hermana Vanesa. Nos ayuda a dimensionar la lucha por la justicia que pudieron sostener colectivamente a lo largo de tantos años. Emociona y conmueve el registro de Vanesa haciéndole frente a fiscales y jueces, cuando la acompañaban apenas algunxs amigxs y organismos locales de DD.HH., como la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), exigiéndoles que hicieran algo por la causa. Conmueve todavía más ver a la mamá y a la hermana de Luciano declarando delante del oficial Julio Diego Torales, principal sospechoso del secuestro, tortura, asesinato y desaparición de Luciano.

Ese camino incansable implicó logros colectivos impensados por parte de Familiares y Amigos de Luciano Arruga. Uno de ellos es la expropiación del ex destacamento donde detuvieron a Luciano y a otros pibes del barrio, y la transformación de ese lugar en un espacio de vida. Ahí, donde lo tuvieron detenido ilegalmente, donde lo golpearon, donde estuvo por última vez antes de ser asesinado, hoy hay una biblioteca con un mural de Julio López, se dan talleres, abren ese espacio para que los pibes de los barrios 12 de Octubre y Santos Vega tengan un lugar de contención.

El documental nos cuenta también algo sobre la indiferencia de vecinas y vecinos de Lomas del Mirador (un barrio de chalecitos donde los pibes de 12 de Octubre y la Santos Vega son la representación del chorro, del falopero, del pibe que la gente de clase media y alta quiere sacarse de encima); indiferencia que hizo posible la instalación del destacamento, con la falsa promesa de traer seguridad al barrio. La recuperación del destacamento implicó lidiar con el prejuicio de las y los vecinos de la zona.

Actualmente, desde hace 11 años, todos los 31 de enero se realizan marchas o festivales por Luciano Arruga, con una convocatoria desbordante y con la presencia de familiares de víctimas de Gatillo Fácil de todo el país. Continuarán los encuentros, los abrazos, las lágrimas y esa fuerza que se saca de donde ya no se tiene cuando la lucha es colectiva. Mientras tanto, la película, que se proyectó en el BAFICI de este año y obtuvo distintos galardones, podrá ser vista en salas de cine próximamente.

Por Ana Paula Marangoni / Marcha.org

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