Sandriuska Theremin y su homenaje a “los sonidos del éter”
MÚSICA
Con motivo de la edición de su libro “Los Sonidos del Éter”, la artista Sandriuska Theremin lanza una composición de breve duración, poco más de cuatro minutos, que homenajea y tributa sonoramente este invento que dio comienzo a la música electrónica y fundamentó la alianza entre música y sonido a lo largo del siglo XX.
Notable intérprete del Theremin, Sandriuska nos ofrece una pequeña sinfonía de carácter gótico donde una frase melódica en tono menor a cargo del sintetizador va deslizándose progresivamente encabalgada por unas oscilaciones sónicas del Theremin, que en conjunto, plasman una atmósfera entre espectral y dramática, con ascendencias y climas ondulatorios, que evoca imágenes de la Europa de comienzos del siglo XX, con toda su carga de guerras, confrontaciones y urgencias estéticas del arte de vanguardia. Este tema podría haber sido la banda de sonido de algún filme expresionista alemán, pienso concretamente en “El Golem” de Paul Muni, o bien como telón de fondo de las novelas del austríaco Gustav Meyrink, el último gran maestro europeo de la literatura gótica.
Pero Sandriuska propone un homenaje al Theremin que por otra parte ya plasmó en su libro “Los Sonidos del Éter” (Marciano Ediciones, 2020). Lo novedoso de esta composición es que no crea una narrativa historicista o demarcada documentalmente: este tema también alude a los movimientos de música pop que desde 1960 han empleado instrumentos electrónicos como soporte de estilos, creaciones y estéticas. Así, podríamos estar en presencia de un resabio musical de la primera época de los alemanes Tangerine Dream, o bien, del dark pop de bandas como la británica Bauhaus e incluso de grupos de techno inteligente como los también ingleses Cabaret Voltaire.
En suma, se trata de un homenaje que enuncia su tributo desde estos años veinte del siglo presente, a un siglo de la aparición del Theremin, instrumento que aún edifica mundos y dimensiones que liberan la percepción y nos llevan a un trance cósmico donde magia, mente y cuerpo se unen en una comunión físico espiritual que sólo la música, en este caso la electrónica, puede crear y provocar con su invocación al misterio.
Un hermoso trabajo de esta artista que como compositora puede dar mucho más aún.
Por Fabio Salas